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Por Joan Martínez Alier 03/08/14
Durante años la amenaza a la población de Temacapulín en los Altos de Jalisco (Guadalajara, México) ha llamado la atención de propios y extraños. La principal constructora de la represa es Fomento de Construcción y Contratas, una empresa española. Siempre me pareció irónico que fuera a inundar una hermosa iglesia colonial. Esa empresa (para la cual la presa de El Zapotillo es un negocio menor) tiene muchas deudas por la crisis de la construcción en España pero tiene proyectos en otros países. En conjunto, no lo está pasando muy bien. Tal vez se revuelva contra la decisión judicial en México de limitar la represa de El Zapotillo a 80 metros y reclame daños y perjuicios por lo que deja de ganar.
Pero vean qué accionistas ha adquirido FCC últimamente. “Deseamos agradecer muy sinceramente a Bill Gates y George Soros su confianza en FCC y les damos nuestra más cordial bienvenida”, indicó en junio de 2014 la mayor accionista Esther Alcocer Koplowitz en su intervención ante la junta de accionistas. Bill Gates se convirtió en octubre de 2013 en segundo mayor accionista de FCC al tomar un 5,7% de la compañía que controla Esther Koplowitz. Posteriormente, a finales de 2013 se supo que George Soros contaba con una participación algo inferior al 3%. Parece que Soros está interesado en convertirse en socio importante de Esther Koplowitz en el capital de FCC y ha propuesto adquirir parte de la deuda que la empresaria tiene, deuda garantizada por sus acciones que le permiten el control en esa gran multinacional de la construcción. George Soros habría presentado a BBVA y Bankia, entidades acreedoras de la empresaria, una propuesta para comprar parte de la deuda con el fin último de convertirse en gran socio de FCC. Koplowitz insiste que “hemos acometido un completo saneamiento de nuestros negocios” y que FCC logró un acuerdo para refinanciar 4.512 millones de euros, el grueso de su deuda, y ha culminado el programa de ventas de activos por valor de 2.200 millones de euros. Está muy contenta con sus nuevos accionistas aunque tal vez rabiosilla, con sus socios mexicanos, por un asunto menor, El Zapotillo.
Temacapulín es un poblado hermoso, con aguas termales y una basílica colonial, un pueblo animoso con sus “hijos ausentes” en Estados Unidos y sus valiente madres presentes. Muchos habitantes se negaron a vender sus casas. Han organizado famosas carreras pedestres con participación regional, ferias de chiles, reuniones internacionales de movimientos de los afectados por represas. Han ido a los tribunales una y otra vez. Les ha apoyado siempre un hijo nativo, el conocido padre Gabriel “desterrado” por su obispo a la ciudad de Guadalajara para quitar fuerza al pueblo. Les ha apoyado también, con tibieza o con fuerza, una parte del profesorado de las universidades de Guadalajara. Los estudios de expertos como Pedro Arrojo de la Universidad de Zaragoza que visitó Temacapulín diversas veces, han contribuido a aclarar los hechos: no sobra agua en los Altos de Jalisco, y antes que pensar en el trasvase del agua del Río Verde, hay que pensar en el acuífero de la propia zona. La represa El Zapotillo priorizaría el trasvase agua de uso urbano e industrial para la ciudad de León y no para uso agropecuario en los Altos de Jalisco.
Han pasado con los años varios delegados de la Conagua (la comisión nacional del agua) en la región, gente con poca alma que ahora, tras el éxito obtenido por el pueblo a raíz de tantas protestas “glocales” (locales y globales), se ven obligados por sentencias de los tribunales en 2013 y 2014 a acatar una orden que parece definitiva: la represa de El Zapotillo no puede exceder los 80 metros, no puede llegar a los 105 metros que ellos querían. Temacapulín se salva aunque los caseríos de Acasico y Palmarejo se inunden.
Como en tantos otros casos de construcción de represas, imagínense la angustia de la población durante años. Un pueblo en vilo: ¿hay que resistir o hay que vender y marcharse? ¿hay que invertir en reparación de viviendas o pequeños negocios o mejor dejar ya que se caigan? ¿cuánta energía dedicamos a la defensa de una tarea común, salvar el pueblo, y cuánta a nuestra propias familias e intereses? Nada hacía prever que en ese lugar alejado de vida tranquila hubiera unas reservas tan grandes de vitalidad. Temacapulín se ha convertido en un lugar emblemático del ecologismo popular. La frase de una líder local, “Aquí nos vamos a quedar!”, ha dado título a un documental sobre Justicia Ambiental en el mundo (https://www.youtube.com/watch?v=JSPBRG3GZDo). A ver si Bill Gates y George Soros se enteran.
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