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Por: Gobierno Ancestral Plurinacional Akateko, Chuj, Q’anjob’al, Popti’ de Guatemala; Organización Campesina Emiliano Zapata-Coordinadora Nacional Plan de Ayala (OCEZ-CNPA Chiapas); y el Instituto Mexicano para el Desarrollo Comunitario (IMDEC).
En estos tiempos complejos, resulta más necesario que nunca apostar por el fortalecimiento de los lazos de solidaridad que nos unen como pueblos, incluso cuando se nos ha intentado dividir a través de fronteras impuestas. La solidaridad no consiste sólo en compartir en tiempos de abundancia, sino en saber estar y ofrecer la mano y el corazón en tiempos difíciles, moviéndonos desde el compromiso, la justicia y el amor. “La solidaridad es la ternura de los pueblos”, dijo la poeta nicaragüense Gioconda Belli.
A finales del pasado mes de mayo de este año 2020, llevamos a cabo una acción de solidaridad transfronteriza entre el Payxail Yajaw Konob’ / Gobierno Ancestral Plurinacional Akateko, Chuj, Q’anjob’al, Popti’ de Guatemala, y la Organización Campesina Emiliano Zapata-Coordinadora Nacional Plan de Ayala (OCEZ-CNPA Chiapas), acompañada y apoyada por el Instituto Mexicano para el Desarrollo Comunitario (IMDEC).
Esta primera acción de solidaridad transfronteriza en tiempos de COVID-19, se da en el marco del proceso Acción Sociopolítica para la Defensa de la Tierra y el Territorio (ASODETTE), facilitado desde el 2018 por el IMDEC, que busca fortalecer nuestras prácticas de defensa de la tierra y el territorio a través de acciones sociopolíticas con el objetivo de promover autonomía, comunalidad y soberanía alimentaria para el fortalecimiento de la gestión de nuestros territorios, y el mejoramiento de nuestra alimentación y nuestra salud y la de la Madre Tierra.
Con esta acción logramos, por un lado, facilitar el traslado de casi 13 toneladas de maíz de la Región Frontera de Chiapas hacia la Sierra de los Cuchumatanes en Guatemala, maíz que distribuyeron las compañeras chujes del municipio de San Mateo Ixtatán, entre habitantes de la cabecera municipal afectadxs por la escasez y el encarecimiento de este grano básico, a partir de la agudización de la crisis provocada por la pandemia de COVID-19. Llevamos a cabo, además, un valioso ejercicio de trueque transfronterizo en el que las y los compañeros de Guatemala aportaron la sagrada sal negra, sal blanca y aguacate, y lxs compañerxs de Chiapas nos compartieron su maíz criollo, sembrado en sus parcelas con esfuerzo y amor por la tierra.
La situación actual de la pandemia de COVID-19 pone en evidencia las profundas desigualdades estructurales e históricas que vivimos los pueblos, y revela -con mayor contundencia- cómo se entrelazan los sistemas de opresión y cómo se concretizan en nuestros territorios a través de la imposición de megaproyectos, el saqueo de nuestras tierras y el intento de despojo de nuestras prácticas ancestrales y de nuestro modo de vida campesino.
Recuperar la práctica ancestral del trueque significó para nosotras y nosotros reencontrarnos con las enseñanzas de nuestras abuelas y abuelos, con las romerías que hacían de Chiapas a los nacimientos de la sagrada agua salada en Guatemala, con sus ceremonias y rituales, con sus conocimientos de medicina ancestral y el valor cultural de nuestros productos campesinos. Nos permitió reconocer la importancia de estas prácticas ancestrales que nos hermanan como pueblos, fortalecen nuestras raíces e iluminan nuestro caminar ofreciendo esperanza en estos tiempos convulsos.
Este primer ejercicio de intercambio y trueque transfronterizo solidario en tiempos de COVID-19, estuvo lleno de retos y complejidades, dado el contexto actual, pero también de valiosos aprendizajes que abonan nuestro proceso formativo y organizativo, y nos ayudan a reconectarnos como pueblos transfronterizos, a fortalecer nuestras luchas y también nuestras economías locales solidarias, logrando vencer las barreras con las que intentan separarnos y debilitarnos.
A lo largo de estos casi 3 años que llevamos caminando juntas y juntos en el proceso ASODETTE, hemos ido recuperando, como parte de nuestros pasos andados por estos territorios transfronterizos, reflexiones profundas sobre nuestra espiritualidad y su dimensión política, el trabajo colectivo, la fiesta en su dimensión comunitaria, nuestras prácticas de soberanía alimentaria, elementos para el análisis del contexto y la correlación de fuerzas, y acciones y estrategias para la defensa integral de nuestros territorios.
Queremos seguir caminando codo a codo, y continuaremos promoviendo acciones de solidaridad transfronteriza que nos ayuden a recuperar nuestras prácticas ancestrales de siembra, alimentación, medicina y trueque. Sabemos que esto nos permitirá ser más fuertes para enfrentar la situación actual y posterior a la pandemia, en la apuesta de seguir construyendo y fortaleciendo nuestros procesos de autodeterminación, autonomía y defensa de nuestros territorios, para que los pueblos y comunidades podamos alcanzar nuestro buen vivir, con justicia y dignidad.
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