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En el marco del proceso de Acción Sociopolítica para la Defensa de la Tierra y el Territorio (ASODETTE) impulsado por el Instituto Mexicano para el Desarrollo Comunitario (IMDEC), llevamos a cabo el “3er Encuentro e Intercambio de Experiencias Transfronterizas sobre Acción Sociopolítica para la Defensa de la Tierra y el Territorio” los días 7, 8 y 9 de noviembre, en la comunidad de K’isil, municipio de San Juan Ixcoy, Huehuetenango, Guatemala.
ASODETTE es un proceso de fortalecimiento de organizaciones y colectivos sociales a través de la formación político-pedagógica y metodológica, planteado a 5 años (2018-2022), que se desarrolla en cinco regiones de México y Guatemala. Este 3er Encuentro se promovió -por cercanía y afinidad territorial- entre los procesos transfronterizos de las regiones Altos de Chiapas (Chiapas), Frontera (Chiapas) y Sierra de los Cuchumatanes (Guatemala). Los primeros dos Encuentros, antecedentes de esta actividad, se realizaron en la ciudad Huehuetenango, Guatemala, del 29 de noviembre al 1 de diciembre de 2018, y en la comunidad de Rubén Jaramillo, municipio de La Trinitaria, Chiapas, México, del 25 al 27 de abril de 2019.
Participamos en este tercer encuentro representantes de cinco organizaciones de ambos lados de la frontera: Organización Campesina Emiliano Zapata-Coordinadora Nacional Plan de Ayala (OCEZ-CNPA Chiapas); Coalición Indígena de Migrantes de Chiapas (CIMICH); Voces Mesoamericanas-Acción con Pueblos Migrantes; el Instituto Mexicano para eI Desarrollo Comunitario (IMDEC), y el Payxail Yajaw Konob’ Akateko, Chuj, Popti’, Q’anjob’al / Gobierno Ancestral Plurinacional, quienes fueron nuestros excelentes anfitriones en esta ocasión. Cabe señalar que las cuatro últimas organizaciones mencionadas formamos parte de la Mesa de Coordinación Transfronteriza Migraciones y Género Guatemala-México (MTMG), espacio de articulación desde donde tejemos en conjunto estrategias y acciones transfronterizas.
En este encuentro dimos una vuelta más a la espiral dialéctica, lo que nos permitió profundizar en el espacio de la ceremonia de apertura como un momento de conexión con la trascendencia, la magia y el misterio de la vida, como puente con la memoria histórica de los pueblos originarios y de las abuelas y abuelos, un espacio para la gratitud, la gratuidad y la confianza, para fortalecer nuestros procesos y las luchas en defensa del territorio-cuerpo-tierra, del cuidado de la vida y su reproducción en todas sus formas.
Llevamos a cabo también un ejercicio participativo de análisis de contexto y de correlación de fuerzas en la región transfronteriza, para lo cual partimos de reconocer que hay dos modelos en disputa, por un lado el modelo de integración neoliberal, extractivista, impulsado por el sistema capitalista, patriarcal y neocolonial; por otro lado, la defensa del territorio-cuerpo-tierra, la soberanía alimentaria, la construcción de autonomía, proyectos impulsados por los pueblos. Realizar este análisis nos ayudó a ubicarnos mejor en el contexto en el cual realizamos nuestra práctica y nos dio elementos para orientar la toma de decisiones sobre nuestras estrategias y tácticas como pueblos y organizaciones frente al contexto, y sus amenazas y oportunidades.
A través de la recuperación de la memoria histórica, del diálogo de saberes y la negociación cultural, reconocimos a la medicina ancestral como una parte fundamental de la cosmovisión de nuestros pueblos y de los procesos de defensa de nuestros territorios. Dialogamos sobre la importancia de defender los conocimientos ancestrales sobre plantas medicinales y aprendimos, además, a elaborar remedios para sanar, cuidar y defender nuestro territorio-cuerpo, preparando de manera colectiva tinturas de chilchahua y de palo de Brasil, así como dos tipos de pomadas: una con árnica, romero y flor de campana, y otra con árnica, chilca y flor de campana.
Dimos también continuidad al trabajo agroecológico, concretamente con el ejercicio de interpretación de la cromatografía de suelos, y a partir de los resultados, profundizamos en la biorremediación para la regeneración de los suelos, aprendiendo a preparar dos tipos de remedios para el territorio-tierra: el caldo bordelés y el caldo de ceniza.
Finalmente, llevamos a cabo nuestra Feria Intercultural -como espacio de hermanamiento más allá de las fronteras- en el que intercambiamos de manera festiva y colorida semillas nativas, productos de nuestras cosechas, alimentos campesinos, saberes ancestrales y manifestaciones de nuestro arte y cultura como bordados, tejidos, morrales, libros y publicaciones. Además, tuvimos la grata sorpresa de deleitar nuestros oídos con música de marimba, que disfrutamos intercambiando pasos de baile y mostrando cómo se baila en nuestros diferentes territorios.
Las Ferias Interculturales son uno de los momentos que más disfrutamos en nuestros Encuentros, pues compartir e intercambiar estas expresiones simbólicas y materiales de nuestro modo de vida campesino nos genera esperanza y nos recuerda que, sin importar de qué lado de la frontera estemos, al final, en la lucha como en la marimba “todas y todos tocamos el mismo son”.
En este punto del camino, a dos años de haber comenzado este recorrido juntas y juntos, encontramos total sentido en continuar visitando nuestras comunidades, pues así nos re-conectamos como pueblos transfronterizos, fortalecemos nuestras luchas y también las economías locales. Además, no podemos defender lo que no conocemos, de ahí la importancia de recorrer y re-conocer nuestros territorios, y por ende, re-conocernos a nosotras y nosotros mismos.
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